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CASO JUAN RENE BEAUCHAMPS JAVIER

República Dominicana, 16 de diciembre del año 2024.

Un día lluvioso, casi terminando el mes de diciembre del año 2000, en la pacífica comunidad de Abreu, municipio de Cabrera, ubicado a 38 kilometrosdel municipiode Nagua, provincia María Trinidad Sánchez, fue asesinado de un disparo por una o varias personas desconocidas en ese momento, el Mayor General (r) Juan René Beauchamps Javier, Ejército Nacional, exsecretario de las Fuerzas Armadas.

Era el 26 de diciembre, pasadas las 11:00 de la noche, cuando ocurrió el nefasto hecho. La brisa fría, mezclada con la lluvia y las aguas del inmenso océano Atlántico, cubría el ambiente. Esa noche, serían las 2 o 3 de la madrugada cuando recibí una llamada a mi celular del Jefe de la Policía, Mayor General Pedro de Jesús Candelier, P.N.,. Después de saludarme, me dijo:

— Coronel Polanco, ¿cómo está?

Le respondí:

 

— Muy bien, señor.

 

Inmediatamente, agregué:

 

— Estoy a su orden, señor.

 

El general me preguntó:

 

— ¿Dónde estás?

 

Le contesté:

 

— Hace un rato supervisaba los servicios nocturnos de la DICRIM.

 

En ese momento, yo ocupaba el cargo de Subdirector Central de Investigaciones Criminales, pero ya dormía en mi apartamento para seguir con la rutina de servicio al día siguiente.

 

El General Candelier me informó:

 

— Me informan que mataron al General Beauchamps Javier en Cabrera de Nagua, en su villa, vete allá y me llamas cuando tengas informacion de como ocurriedon los hechos.

 

De inmediato preparé mi mochila y fui a Operaciones Especiales en Manoguayabo a buscar tres Swats, incluyendo a uno que supiera conducir, ya que mis dos conductores no respondieron el teléfono a esa hora.

Cuando llegué a Cabrera, específicamente a la sección de Abreu, hablé con oficiales y testigos que estaban en el lugar de los hechos. Luego llamé al Jefe de la Policía y al Director Central de Investigaciones Criminales, General de Brigada Rafael Bencosme Candelier, P.N., para darles detalles pormenorizados del suceso.

Ese día, a eso de las 9:00 p.m., el General Beauchamps llegó a la casa de sus amigos, el General (r) Newton José Cintrón Celado y su esposa Venecia Sosa Eve. Después de cenar, se sentaron en la galería frente al mar, pero, de pronto, un fuerte ventarrónarremolinado los obligó a entrar a la sala. Ninguno imaginó que tal vez aquello fue una premonición o un mensaje del más allá.

El general y la persona que lo acompañaba salieron de la casa alrededor de las 11:00 p.m., sin saber que la muerte le acechaba. Justo al llegar a su residencia, notó que alguien había estado robando. Salió de la casa, posiblemente para dirigirse a la Policía, pero antes de abordar su vehículo, recibió un disparo mortal. Fue despojado de un revólver calibre .38 de cañón corto, un reloj Cartier y un fusil AR-15, que había pertenecido al Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Desde ese 27 de diciembre del 2000 hasta el 16 de diciembre del 2001, un grupo de oficiales y alistados de la Policía Nacional de distintas graduaciones, así como dos fiscales —el titular de la provincia de Nagua, Dr. José Bidó, y el fiscalizador del municipio de Cabrera, Dr. Marlon Arias (fallecido recientemente)—, realizamos un enorme esfuerzo y aplicamos todas las técnicas de investigación posibles para esclarecer el crimen.

El General Beauchamps tuvo una dilatada carrera militar y, a mediados de los años 70, recibió una misión especial del entonces presidente Dr. Joaquín Balaguer: proteger la integridad física del Dr. José Francisco Peña Gómez. Debido a esto, el gobierno del PRD, encabezado por el presidente Ingeniero Hipólito Mejía Domínguez, mostró un gran interés en el esclarecimiento y resolución del caso.

Duramos casi seis meses para identificar con nombre y fotografía al responsable del crimen. Por suerte, conseguimos una foto en Cotuí y un equipo de trabajo, coordinado por el Coronel José Castro Ureña, P.N., recuperó el reloj Cartier en dicho pueblo.

El autor del hecho era Ángel Martínez Candelario (a) Angito, un criminal sin antecedentes documentados, ya que nunca había sacado cédula ni existían fotos suyas. Actuaba como una especie de lobo solitario.

La persecución y búsueda se concentró en Miches, Samaná, Sabana de la Mar, Nagua, Cabrera, Río San Juan, Cotuí y Maimón de Bonao. Oficiales de la época, como el propio Jefe de la Policía Nacional, el Director de la DICRIM, el Cor. Bernardo Santana Páez, El Cor. Hector Garcia Cuevas, Cor. Olivo Olivo, Cor. Ramoncito Girón Alcantara, Cor. Hector J. Diaz, Cor. Agustin Gonzalez Espiritusanto (fallecido), Mr. Domingo Castro, Cor. José Castro Ureña, Cor. Fructuoso Heredia, Cor. Agüero Encarnación, Cor. Ciriaco Nuñez, Cap. Washington Green Almonte, 1er. Tte. Ignacio Matos Perez, 1er. Tte. Francisco Radhames Vargas Ureña, 1er. Tte. Mariano de Jesus Perez Brito, Teniente Bautista Almonte, Teniente Payano, Teniente Bido, Sgto. Rafael García de La Cruz (Caja de Bola), Sgto. Domingo A Gonzalez Polanco (fallecido por COVID), Sgto. Belarminio Sabe, Sgto. Bueno Beltre, Cabo Andres Francisco Henríquez (asignado a la DNCD de Cabrera), Cabo Novas Payano, Raso Mariano Cabrera (fallecido por covid), Sgto. Hector Monegro Sosa (fallecido como Tte. Cor. retirado por COVID), Sgto. Cuevas, de servicios en el Destacamento de Miches y otros más que por su destacada participación fueron importantes en la resolución y judicialización de este caso.

En una ocasión, encontramos uno de sus escondites en una loma al sur de Cabrera. Colocamos una vigilancia con cuatro policías Swat dentro de una cueva donde solía pernoctar, mientras yo me mantenía con otros diez policías en una posición estratégica debido a la elevación del terreno. Angito llegó, entró a la cueva y hubo un intercambio de disparos, pero logró escapar.

Desde ese momento, en la zona se empezó a decir que Angito tenía un "bacá", que no podía ser detenido ni herido con armas de fuego porque supuestamente se convertía en animal. "Siempre hemos tenido mucha fe en Dios. En Cabrera asistíamos a la iglesia católica y conversábamos con pastores de otras denominaciones. Sin embargo, después de aquella noche en la que se nos escapó por segunda o tercera vez, algunas personas nos sugirieron acudir a centros de adoración mística o de brujería."

Una tarde, tras una jornada intensa de búsqueda, recibí una llamada en mi celular del Jefe de la Policía, quien me informó que al día siguiente llegaría a la zona el Procurador General de la República, Dr. Virgilio Bello Rosa, y que uno de sus asistentes se pondría en contacto conmigo. Al día siguiente, recibí la llamada de un oficial que acompañaba al Procurador a bordo de un helicóptero. Lo esperé en el Estadio de Cabrera (play) y, tras explicarle algunos detalles del caso, me invitó a sobrevolar la zona junto a él.

Las informaciones que manejábamos coincidian e indicaban que Angito se escondía en las lomas del sur de Cabrera y Río San Juan. Mientras sobrevolábamos la zona, fuertes vientos provenientes del océano Atlántico comenzaron a sacudir la aeronave, por lo que decidimos descender por seguridad. Luego de este intento de reconocimiento aéreo, el Procurador y su equipo regresaron a Santo Domingo.

El 16 de diciembre del 2001, en una operación policial de inteligencia muy cerrada, Angito fue herido y detenido en Los Franceses de Miches, alrededor de las 2:00 a.m.. Luego del arresto, lo trasladé al hospital de El Seibo para que recibiera los primeros auxilios, En compañía de un raso de la Policía cercano a mi familia, Ro. Mario Ureña, quien falleció hace varios años en un accidente de motocicleta en la avenida Lincoln.

Durante los interrogatorios, confesó haber matado al General Beauchamps y a varias personas más, entre ellas:

  • Guadalupe Méndez (a) Francia, su concubina, en una finca de Río San Juan.

  • Madeline, su hijastra de 10 años, despues de raptarla en Miches.

  • Robert Ethier, un canadiense asesinado en Cabrera, mientras se encontraba en su residencia.

  • Su propia hermana, a quien violó.

  • Una joven estudiante de comunicación en Miches, a quien raptó por varios días.

  • Un agricultor en un campo de El Seibo, a quien mató tras encontrarlo robando en su conuco.

 

Fue condenado a cinco sentencias de 30 años y una de 20 años. Sin embargo, debido a la falta de acumulación de penas en el sistema judicial dominicano, en siete años podrá obtener su libertad.

Esperamos que, algún día, en la República Dominicana, se establezcan mecanismos legales para evitar que criminales de esta magnitud puedan salir tan pronto de prisión.

 

Lic. Jose A. E. Polanco Gomez

Mayor General (r) P.N.

Ex- Jefe Policia Nacional

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